domingo, 25 de febrero de 2007

Un oasis en el Caribe, Aruba

Esta isla caribeña es un despliegue de playas doradas, aguas cristalinas y paraíso para los aficionados del submarinismo, que encuentran un atractivo irresistible en sus barreras coralinas y rica fauna marina. Aún hay más en este destino apetecido tanto por los recién casados, como por familias con niños, gracias a la variedad de actividades que ofrece.
Adiós al estrés, las grandes urbes y el ajetreo cotidiano. Bienvenido a un paraíso donde las opciones se multiplican entre navegar plácidamente en un catamarán, descubrir las aventuras de un barco pirata, cabalgar por senderos llenos de naturaleza o simplemente recrear la vista contemplando el paisaje, bajo la tibia brisa de los vientos alisios.
En pleno corazón del Caribe, a dos horas y 20 minutos por avión desde Miami, está Aruba. Un territorio que en sólo 30 kilómetros de largo por 10 kilómetros de ancho, y con una temperatura promedio de 28 grados centígrados, reúne lo mejor de un destino de playa.
La isla pertenece al grupo de Sotavento, que conforma junto a Curacao y Bonaire las Antillas Holandesas. Esta isla fue descubierta en 1499 por los españoles y convertida en refugio de mercaderes holandeses en 1636. Luego el dominio inglés estuvo presente hasta 1816, para finalmente volver a manos holandesas. En 1986 se constituyó en Unidad Autónoma, con Asamblea Legislativa y gobierno propio. Primero el oro, luego el petróleo y, actualmente el turismo, han sido los motores de su economía.
La gran mayoría de actividades que se pueden practicar en la isla están relacionadas con el agua: buceo, snorkeling, windsurf, esquí acuático, pesca de altura, kayak y navegación a vela son algunos de las más populares.
El itinerario bien puede comenzar con una travesía en catamarán, un barco de motor o vela que posee gran estabilidad. Un cielo espléndidamente azul que se confunde con el mar es el abrebocas de esta aventura. Por ser pesado, sus movimientos son lentos y acompasados, ideal para un paseo en familia.
Aruba está catalogada como el segundo mejor destino del mundo para la práctica del buceo. Muchos de los sitios de buceo tienen una profundidad de entre 10 y 20 metros. La visibilidad típica es de 30 metros, incluso a profundidades de 90 metros.
Uno de los naufragios más reconocidos es el del buque de carga alemán Antilla, el más grande del Caribe, con 132 metros de longitud. Aguas de color turquesa son el marco perfecto para que decenas de alcatraces caigan en picada en pos de una presa que se divisa desde el aire.
Sin más, los turistas se sumergen en sus cálidas aguas —y lo mejor de todo—, no se necesita ser un experto para disfrutar de esta maravilla. Basta con ponerse una careta, abrir muy bien los ojos, respirar tranquilamente y disfrutar. Cardúmenes de peces de colores, estrellas de mar, peces loro, esponjas tubo y una gran variedad de corales hacen parte del paisaje marino.
Para los turistas que prefieran tierra firme, las opciones incluyen safari en jeep, visita al parque nacional, ciclomontañismo o cabalgatas a través de los grandes cactus y su famoso árbol Watapana o Divi-Divi, de formas extraordinarias, fruto de la presión que sobre ellos ejercen los vientos alisios.
Los flamboyant, que florecen de junio a agosto, son otras de las especies que abundan en la isla. La fauna se compone de 90 especies de coloridos pájaros, pelícanos, lagartijas, iguanas y el salvaje burro indígena de Aruba.
Dejando de lado el entorno rural está su capital, Oranjestad, que por su tamaño lo mejor es recorrerla a pie. En este puerto bullicioso, repleto de sofisticados comercios y restaurantes gourmet, se respira el ambiente de los Países Bajos.
Pasear por la calle comercial Nassaustraat es una tentación para los devotos a las compras, al igual que Strada Complex I y II. Mientras que en Mainstreet se agrupan algunos de los hoteles y casinos más suntuosos.
Dentro de los lugares más interesantes para visitar está el edificio más antiguo de la isla, el Fuerte Zoutman, que data de 1796 y acoge un museo de extraordinaria belleza. Por su parte, el Museo Arqueológico exhibe esqueletos y restos de los indígenas de la isla, mientras que el Parque Sea Star cuenta con 20 enormes acuarios que albergan leones marinos y tiburones.
Entre sus atractivos naturales están las formaciones pétreas de Paradera y Ayo, y las grutas con estalactitas de Fontein y Quadirikiri, con pinturas rupestres en sus techos.
Otro de los puntos de visita obligada es el Puente Natural, una impresionante formación de miles de años de erosión.
Para los seguidores del ecoturismo, nada mejor que ascender al pico Hooigerg, a cuya cumbre se llega después de superar cerca de 600 peldaños. Por supuesto, Bushiribana, que alberga las ruinas de extintas minas de oro, descubiertas a comienzos del siglo XIX.
Después de superar varias de las más hermosas playas, entre un extremo y otro, está la Villa de Noord, de gran valor histórico por la capilla de Alto Vista, construida por los misioneros españoles en 1750, que exhibe el único vestigio de la dominación española: un rosario de madera decorada.
Otros escogen Aruba como su paraíso vacacional porque les gustan ¡los casinos!, muchos de ellos abiertos las 24 horas del día. Ruleta, bacará, blackjack, juegos de dados, póquer y máquinas tragamonedas están dentro de las opciones de sus más de 11 centros de juego.
Aún hay más. En los últimos años la isla se ha especializado en la oferta de centros de spa, altamente sofisticados. Muchos de los hoteles ofrecen programas de shiatsu, masaje sueco, hidroterapia, talasoterapia, aromaterapia, burbujas aromáticas y aplicaciones de mascarillas nutritivas… para unas vacaciones renovadoras.

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